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Crema protectora

La crema protectora actúa como una barrera que refuerza la película hidrolipídica de la piel, evitando la pérdida de humedad y defendiendo frente a factores como el frío, el viento, la radiación solar y la contaminación urbana.

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¿Por qué incorporar una crema protectora en tu rutina?

  • Mantener la hidratación al sellar el agua en las capas superficiales de la piel.
  • Reducir la inflamación y el enrojecimiento provocado por la fricción o el clima.
  • Prevenir el fotoenvejecimiento cuando incluye filtros UV.
  • Proteger frente a irritantes como los jabones o desinfectantes frecuentes.

Ingredientes clave en una buena crema protectora

  • Ceramidas y lípidos: restauran la barrera cutánea.
  • Glicerina y ácido hialurónico: atraen y retienen agua.
  • Óxido de zinc o filtros químicos: protegen frente a UVA/UVB (si es una crema facial con SPF).
  • Pantenol y alantoína: calman y reparan irritaciones leves.

Cómo aplicar tu crema protectora de forma eficaz

  • Limpia la piel con un gel suave o agua micelar.
  • Seca con toques suaves, sin frotar.
  • Extiende una capa uniforme de crema protectora, insistiendo en zonas de roce o exposición.
  • Reaplica cada 4–6 horas, especialmente tras sudar o tras el contacto con agua (en caso de fórmulas waterproof).

Consejos para elegir la crema protectora ideal

  • Revisa el tipo de piel: normal, seca, mixta o grasa.
  • Comprueba el INCI: prioriza ingredientes nutritivos y evita irritantes (alcoholes agresivos, fragancias fuertes).
  • Valora la presentación: tubo para viajar, bote con dosificador o stick según tu estilo de vida.
  • Lee opiniones y busca sellos de calidad dermatológica.