Terapia combinada
El equipo de electroterapia y ultrasonido combina dos modalidades terapéuticas muy utilizadas en fisioterapia, rehabilitación y medicina deportiva. Estos dispositivos están diseñados para aliviar el dolor, reducir inflamaciones y acelerar la recuperación muscular y articular. Con programas específicos de corriente eléctrica y ondas acústicas, ofrecen tratamientos no invasivos y personalizados para cada paciente.
Beneficios de la electroterapia en la recuperación funcional
La electroterapia emplea corrientes eléctricas de baja o media frecuencia para:
- Aliviar el dolor mediante la estimulación de fibras nerviosas y la liberación de endorfinas.
- Reforzar la musculatura a través de contracciones inducidas en pacientes con atrofias o debilidad muscular.
- Reducir el edema y la inflamación al mejorar la circulación local.
- Mejorar el rango articular facilitando el movimiento en articulaciones rígidas o con limitaciones.
La combinación de distintos tipos de corrientes (TENS, NMES, EMS, interferenciales) permite adaptar el protocolo a cada lesión, brindando resultados notables en artrosis, tendinopatías, esguinces y neuralgias.
Tipos de corrientes y modalidades de electroterapia
- TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea)
Corriente de baja frecuencia que bloquea la transmisión del dolor al cerebro.
Útil en lumbalgias, cervicalgias, ciatalgias y dolores crónicos. - EMS (Estímulo Muscular Eléctrico)
Genera contracciones musculares voluntarias, fortaleciendo fibras débiles.
Indicado en atrofias post-operatorias, lesiones neurológicas o antes de reiniciar actividad deportiva. - Corrientes interferenciales
Cruce de dos corrientes medias que se suman en el tejido profundo, actuando sobre capas más profundas sin generar molestia superficial.
Eficaz en dolor agudo, edemas y mejorar el retorno venoso en extremidades. - Corrientes rusas o bifásicas
Alternancia rápida de impulsos para reclutar mayor número de fibras motoras.
Empleada en preparación de fuerza en deportistas o rehabilitación de lesiones complejas.
Cada modalidad de equipo de electroterapia permite configurar parámetros (frecuencia, intensidad, duración) de forma precisa para ajustar el tratamiento a la dolencia y la tolerancia del paciente.
Ultrasonido terapéutico: calor profundo y regeneración tisular
El ultrasonido de baja frecuencia (1–3 MHz) emite ondas acústicas que atraviesan la piel y generan calor en el interior de los tejidos:
- Aumenta la temperatura localizada en músculos y tendones, facilitando la relajación y la elasticidad tisular.
- Estimula la reparación celular al generar microvibraciones que incrementan la circulación sanguínea y el intercambio de nutrientes.
- Reduce el dolor y el espasmo muscular gracias a su efecto analgésico y antiinflamatorio.
- Favorece la descontractura y acelera la recuperación tras contusiones, esguinces o cicatrices gruesas.
Las cabezas emisoras pueden ser de varios diámetros (pequeñas para zonas reducidas, grandes para áreas amplias), lo que permite tratar hombros, rodillas, gemelos o incluso zonas profundas como la cadera.
Modalidades de ultrasonido y sus aplicaciones en fisioterapia
- Ultrasonido continuo
Emisión constante de ondas que genera calor profundo sostenido.
Indicado en contracturas crónicas, tendinitis y fibrosis. - Ultrasonido pulsado
Ondas de forma intermitente; menor efecto calorífico, más mecánico.
Recomendado en inflamaciones agudas o zonas con riesgo de sobrecalentamiento. - Ultrasonido con gel acoplador
Utilización de un gel específico para garantizar la transmisión de las ondas sin dispersión.
El gel actúa como médium, evitando fricción y optimizando la penetración. - Ultrasonido combinado con electroterapia
Muchos equipos integran ambas funciones para alternar o simultanear corrientes y ondas acústicas, potenciando los efectos terapéuticos.
Excelente en protocolos de recuperación rápida posoperatoria y lesiones deportivas complejas.
Cómo elegir tu equipo de electroterapia y ultrasonido ideal
- Funciones y número de canales
Determina cuántos pacientes o zonas quieres tratar simultáneamente; los multicanal permiten conectar varios electrodos a diferentes corrientes.
Verifica si el equipo integra ultrasonido continuo y pulsado, así como programas preconfigurados. - Rango de frecuencias y potencia
Para electroterapia: busca equipos que alcancen frecuencias desde 1 Hz hasta 200 Hz (TENS) y hasta 1.000 Hz (interferenciales).
Para ultrasonido: asegúrate que cubra 1 MHz (tejidos profundos) y 3 MHz (tejidos superficiales), con potencia ajustable (0,5–2 W/cm²). - Interfaz y facilidad de uso
Pantallas táctiles o botones intuitivos que permitan navegar entre protocolos sin complicaciones.
Almacenamiento de datos y posibilidad de crear perfiles de pacientes para seguimiento. - Accesorios incluidos
Electrodos reutilizables o desechables, pinzas, cables y gel para ultrasonido.
Compatibilidad con sondas de distintos diámetros y puntas de ultrasonido intercambiables. - Portabilidad y tamaño
Equipos portátiles con batería incorporada facilitan sesiones domiciliarias y desplazamientos entre consultas.
Modelos de sobremesa ofrecen más potencia y estabilidad para centros con alto volumen de pacientes. - Certificaciones y calidad
Asegúrate de que el equipo cumpla normativas CE, FDA o certificaciones locales.
Verifica la disponibilidad de servicio técnico y recambios para garantizar mantenimiento prolongado.
Consejos para maximizar los resultados de tus tratamientos
- Evaluación inicial: realiza un examen completo del paciente para determinar si conviene electroterapia, ultrasonido o ambos en combinación.
- Selección del programa adecuado: ajusta frecuencia, tiempo y potencia según la etapa de la lesión (aguda vs. crónica) y la tolerancia del paciente.
- Uso de gel y colocación de electrodos: utiliza gel conductor para electroterapia y ultrasonido, colocando electrodos sobre músculos o puntos de dolor con firmeza, pero sin causar molestias.
- Monitoreo constante: verifica la respuesta del paciente durante la sesión; ajusta parámetros si aparece sensación excesiva de calor o cosquilleo.
- Seguimiento y reevaluación: documenta cada sesión en la historia clínica y revalúa periódicamente para adaptar el protocolo según la evolución.