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Infrarrojos
La lámpara de infrarrojos emite radiación que penetra en los tejidos, generando un calor suave y constante. Este tipo de lámpara infrarrojos es ideal para aliviar dolores musculares, mejorar la circulación y acelerar la recuperación tras lesiones deportivas o esfuerzos físicos.
Beneficios de usar una lámpara infrarrojos en casa
Utilizar una lámpara de infrarrojos de forma regular ayuda a:
- Relajar músculos tensos y reducir contracturas.
- Estimular el flujo sanguíneo, mejorando la oxigenación de los tejidos.
- Aliviar molestias articulares, especialmente en rodillas y hombros.
Gracias a su diseño compacto, la lámpara infrarrojos se adapta a tu hogar y te permite realizar sesiones de calor de manera segura.
Cómo elegir la bombilla de infrarrojos adecuada
Para sacar el máximo partido a tu lámpara de infrarrojos, fíjate en estos aspectos:
- Potencia correcta: elige entre 150 W, 200 W o 250 W según el tamaño de la zona que quieras tratar y la distancia de aplicación.
- Tipo de casquillo: comprueba que la rosca (E27, E14…) sea compatible con tu equipo para evitar adaptadores que reduzcan la eficacia.
- Ángulo de emisión: las bombillas con cobertura más abierta abarcan un área mayor, mientras que las más concentradas penetran más en un punto concreto.
- Certificaciones y garantía: busca modelos con marcado CE que garanticen seguridad eléctrica y térmica, y que incluyan al menos un año de garantía.
Con estas claves, acertarás siempre con la bombilla que mejor responda a tu lámpara de infrarrojos y a tus necesidades terapéuticas.
Precauciones y consejos de uso de la lámpara infrarrojos
Para sacar el máximo partido a tu lámpara infrarrojos sin riesgos:
- Mantén una distancia de 30–50 cm de la zona de aplicación.
- Limita las sesiones a 10–15 minutos para evitar irritaciones.
- Protege los ojos usando gafas opacas si apuntas la lámpara hacia el rostro.
- No uses la lámpara infrarrojos sobre zonas con heridas abiertas o inflamaciones agudas.