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Orinales
Los orinales para adultos ofrecen una solución práctica y discreta a quienes tienen movilidad reducida o necesitan asistencia continua. Con un diseño ergonómico que se ajusta al cuerpo y asas de agarre bien ubicadas, facilitan el uso tanto en cama como en silla, ayudando a mantener la autonomía y la higiene personal en cualquier momento..
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Orinales para ancianos: seguridad y facilidad en el día a día
Los orinales diseñados para personas mayores incorporan funciones específicas:
- Asas integradas que proporcionan un apoyo estable al sentarse y levantarse.
- Base antideslizante para evitar desplazamientos inesperados y garantizar la firmeza.
- Tapa con cierre que oculta el contenido, reduce olores y permite un transporte más discreto.
Estas características minimizan el esfuerzo y el riesgo de caídas, dando mayor tranquilidad tanto a cuidadores como a usuarios.
Ventajas de tener un orinal en el hogar
Contar con un orinal en la habitación aporta:
- Acceso inmediato sin necesidad de caminar hasta el baño, muy útil durante la noche.
- Menor esfuerzo en pacientes con limitaciones motoras, postoperatorios o en recuperación.
- Más privacidad en espacios amplios o cuando el baño está lejos.
- Limpieza sencilla, gracias a sus superficies lisas y materiales resistentes que permiten desinfecciones rápidas.
Características clave al elegir un orinal de calidad
Para encontrar el orinal ideal, ten en cuenta:
- Material resistente y ligero: plástico ABS de grado médico, duradero y fácil de desinfectar.
- Capacidad adecuada: desde 1 L para usos ocasionales hasta 2 L para usuarios de alta dependencia.
- Diseño ergonómico: forma anatómica y asiento acolchado que maximiza el confort al permanecer sentado.
- Portabilidad y discreción: asas laterales o empuñaduras y tapa hermética que facilita el transporte sin derrames.
- Facilidad de limpieza: piezas desmontables aptas para enjuague a presión e incluso para lavavajillas doméstico.
Cómo limpiar y mantener tu orinal correctamente
- Vacía el contenido en el inodoro inmediatamente tras cada uso.
- Aclara con agua tibia y jabón neutro, prestando atención a esquinas, asas y rebordes.
- Desinfecta con una solución diluida de lejía o un limpiador antiséptico compatible con plásticos.
- Enjuaga a fondo y deja secar al aire antes de volver a colocarlo en la habitación.
- Revisa regularmente que no haya grietas, deformaciones o desgaste que puedan comprometer su higiene o resistencia.