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Los sistemas de elevación asistida están diseñados para facilitar el traslado y la movilización de personas con movilidad reducida, sin comprometer la seguridad del paciente ni la integridad física del cuidador. Existen principalmente dos categorías: los equipos de traslado y las bipedestadoras, pensadas para elevar a pacientes encamados.
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¿Cuándo utilizar un sistema de elevación asistida?
- Para traslados: desde la cama al sillón, silla de ruedas o inodoro, reduciendo el esfuerzo físico y el riesgo de lesiones.
- En cambios posturales: reposicionar al paciente en la cama para prevenir úlceras por presión.
- Durante la rehabilitación: especialmente con bipedestadoras, que permiten levantar al paciente para ejercicios de carga parcial o total.
Tipos de dispositivos de asistencia al movimiento
- Equipos de traslado: móviles, con base regulable y ruedas con freno. Permiten mover al paciente con suavidad entre estancias.
- Bipedestadoras: diseñadas para incorporar al paciente desde una posición encamada a una postura erguida con seguridad. Ideales en fases de recuperación o para mantener actividad postural.
Componentes clave de los sistemas de asistencia
- Brazo elevador articulado: con gancho o percha giratoria para fijar el arnés de manera segura.
- Base ajustable: permite adaptarse al mobiliario y al ancho de las puertas.
- Sistema hidráulico o motorizado: para elevar y descender al usuario con precisión y suavidad.
- Arneses ergonómicos: disponibles en distintos tamaños, acolchados y transpirables para mayor confort.
Cómo elegir el modelo adecuado
- Tipo de asistencia: traslado o bipedestación, según la necesidad clínica del paciente.
- Peso del usuario: verifica la capacidad de carga del dispositivo (habitualmente entre 100 y 250 kg).
- Espacio disponible: fundamental en domicilios o habitaciones con acceso reducido.
- Frecuencia de uso: para uso diario, se recomiendan versiones motorizadas; para situaciones puntuales, los modelos hidráulicos manuales pueden ser suficientes.
Buenas prácticas de uso y mantenimiento
- Formación adecuada: el personal debe estar instruido en el uso seguro del equipo y la correcta colocación del arnés.
- Revisiones periódicas: inspeccionar frenos, ruedas, ganchos y baterías antes de cada uso.
- Limpieza regular: mantener el equipo limpio y libre de residuos o polvo para evitar bloqueos o desgaste prematuro.
- Mantenimiento profesional anual: garantizar la seguridad del sistema con inspecciones técnicas certificadas.