Bolsas de orina

Control seguro y discreto de la eliminación urinaria

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¿Qué son las bolsas de orina y para qué se utilizan?

Las bolsas de orina son dispositivos médicos diseñados para recolectar la orina de forma higiénica cuando el paciente no puede orinar por sí mismo. Se conectan a una sonda vesical y permiten:

  • Monitorizar el volumen urinario en tiempo real.
  • Reducir el riesgo de infecciones al mantener la orina contenida de forma estéril.
  • Ofrecer comodidad al paciente encamado o con movilidad reducida.

Tipos de bolsas de orina según su uso

  • Bolsas de pierna: compactas y discretas, se sujetan con correas a la pantorrilla o al muslo. Ideales para pacientes ambulatorios.
  • Bolsas de cama: de mayor capacidad (2.000 ml o más), indicadas para pacientes encamados o durante el postoperatorio.
  • Bolsas con válvula antirretorno: impiden el reflujo de la orina hacia la sonda, reduciendo el riesgo de infecciones urinarias.

Características clave de una buena bolsa de orina

  • Capacidad adecuada: desde 500 ml hasta 2.500 ml, según el nivel de dependencia y el tiempo de uso.
  • Válvula de vaciado: grifo inferior que permite el vaciado limpio y controlado sin necesidad de desconexión.
  • Escala de medición: marcas visibles que facilitan el control de la diuresis por parte del personal sanitario.
  • Materiales resistentes: PVC médico hipoalergénico, sin látex, que garantiza durabilidad y evita alergias.

Consejos de uso e higiene para bolsas de orina

  • Vacía la bolsa cada 6–8 horas o cuando esté al 75 % de su capacidad para evitar fugas.
  • Evita que la bolsa toque el suelo para reducir el riesgo de contaminación.
  • Desinfecta el grifo de vaciado tras cada uso con solución antiséptica.
  • Reemplaza la bolsa según las indicaciones del fabricante o si detectas mal olor, opacidad o fugas.
  • En caso de bolsa reutilizable, límpiala diariamente con agua y jabón neutro, y desinféctala semanalmente con una solución adecuada.